*Esta reseña apareció en Mi Nueva Edad:
https://www.minuevaedad.com/actualidad/2018/9/17/el-disco-del-mes-achtung-baby-de-u2/
Intérprete: U2
Título: Achtung Baby
Discográfica: Island/Universal/Polygram
Género: Rock
Duración: 55min; 27seg.
Número de canciones: 12
Fecha de publicación: 19 de noviembre de1991
En la cumbre del rock moderno
El jueves y el viernes de la semana que viene la banda irlandesa U2ofrecerá dos conciertos en Madrid, con motivo de la gira de promoción de su último disco, Songs Of Experience. He sido uno de los mayores fanáticos de esta banda en España, por eso, no acudiré a verlos en esta ocasión. La verdad es que hace mucho tiempo que me aparté de U2. El grupo que en unos días actuará en Madrid ni tan siquiera es una sombra del grupo que firmó discos como Boy, War, The Unforgettable Fire o The Joshua Tree.
Tuve la suerte de ver a U2 en el legendario concierto del Santiago Bernabéu de 1987, y tiempo después en el Vicente Caderón en 1993, con motivo de la gira Zoo TV. Hasta ese instante, eran uno de los grupos de rock más grandes de la historia, en la cima de la creatividad, pero después vino el derrumbe: Con el disco Zooropa (1993) ya heridos de muerte, todavía mantuvieron latigazos de genialidad, pero en la siguiente entrega, Pop (1997), se certificó la defunción. Desde entonces, nos han entregado una retahíla de discos insulsos —cuando no, simplemente, malos— con alguna que otra canción salvable gracias a ese latido creativo que siempre albergan en su interior los músicos superlativos.
La distancia de tiempo entre la publicación de Zooropa y Pop señala que la banda había entrado en una vía muerta: casi cuatro años en blanco. El motivo estaba claro. Los cuatro primero discos del grupo fueron cuajando un sonido propio extraordinario que explotó en la consagración de The Joshua Tree (1987). Entonces, la banda se lo tomó muy en serio, y en 1991 dieron un giro completo, un vuelco a su identidad, firmando la obra maestra de su carrera: Achtung Baby (1991).
U2, desde Achtung Baby, ha sido un grupo que ha intentado reinventarse de nuevo en varias ocasiones, pero sin conseguirlo, de ahí que al fracasar en esas tentativas haya ido declinando hasta acomodarse. El propio cantante, Bono, en una entrevista de no hace mucho, declaró que después de Achtung Baby no habían grabado ningún disco que mereciera la pena. Achtung Baby fue su techo, pero realmente fue mucho más que eso.
Por entonces, cuando se lanzó el álbum, yo andaba de Interrail por Europa, y me sorprendió en Berlín la explosión mediática del disco. Grandes vallas publicitarias situadas al lado de la estación de Zooanunciaban el nacimiento de la obra maestra (no en vano, la primera canción del disco es Zoo Station).
Y es que desde esa primera canción, ya encontramos a los nuevos U2, esos que han sabido virar su antiguo sonido convirtiéndolo en una cascada innovadora. Tal vez por eso, uno de los atributos más reconocibles de la banda, la voz de Bono, arranca en Zoo Station completamente distorsionada y sintetizada. El disco presenta un trabajo de baterías eléctricas, de teclados industriales y de guitarras innovadoras, que además se completa con algunas de las mejores canciones que hayan compuesto en toda su carrera.
El disco es oscuro y sensible, crudo y delicado, con la marcada influencia berlinesa dado que gran parte se grabó en los estudios Hansa. La ciudad de Berlín ha sido foco de inspiración para la creación de algunos de los mejores discos del rock, como por ejemplo los de la llamada Trilogía de Berlín de David Bowie.
Después del arranque, históricas para la música rock son las líneas de batería y bajo de Zoo Station, la furibunda Even Better Than The Real Thing deja paso a la archiconocida balada One, que funciona como una pequeña tregua ante lo que va a desencadenarse a continuación: primero, Until The End Of The World, y después la épica Who´s Gonna Ride Your Wild Horses.
Un nuevo intervalo doloroso y oscuro con el tema So Cruel nos abre la puerta de par en par para permitir la entrada de una de las canciones más salvajes que la banda haya grabado nunca, The Fly, donde la guitarra de The Edge alcanza un nirvana que jamás ha vuelto a conocer, y que hasta la fecha sólo se recordaba de la sempiterna Where The Streets Have No Name del álbum The Joshua Tree.
The Fly define el disco, las intenciones y el espíritu de U2 con Achtung Baby, un nuevo sonido para una nueva banda remozada, modernizada, con un registro menos arrogante y más intimista, pero plagado de innovaciones tecnológicas. El resto de las canciones que completan el trabajo se deslizan por esa idea, un binomio compuesto por introspección y furia electrónica, para crear el mejor tema en la historia del grupo —y eso es mucho decir cuando hablamos de una banda que ha compuesto piezas como A Sort Of Homecoming o Bad—: Ultraviolet (Light My Way).
En Ultraviolet nos encontramos el zumo, la nuez, el extracto, el destilado de Achtung Baby. Es una canción demoledora, que te destroza, que te emociona, que demuestra hasta dónde fueron capaces de elevar el nivel compositivo. Achtung Baby termina con dos canciones aterciopeladas, pero que pueden dar calambre, la inquietante Acrobat y la intimista Love Is Blindness, colofón, guinda triste y sensible a un disco desencadenado.
Con Achtung Baby el grupo había tocado cumbre. Nunca las cosas serían igual. Retorcieron el sonido que los encumbró en The Joshua Tree para protagonizar un disco adelantado a su época.
Quizás, por eso, después se abrieron los abismos sobre ellos, pero no sin antes habernos hecho inmensamente felices con una de las mayores obras que haya visto la historia del rock moderno.
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