viernes, 6 de agosto de 2010

Toque a Rendición


Es tal el cansancio, es tan pesado y aburrido repetir uno por uno todos y cada uno de los errores. Es tan triste esforzarse para nada, para que siempre sucedan las mismas cosas, una y otra vez, de nuevo. El cansancio se apodera de las articulaciones, del cerebro, del pecho, e impide que lata el corazón. Es una noche de viernes, pero no como otra cualquiera. Es la noche. Tal vez fuera la noche en la que me arrastrara, saliendo de mi agujero, hasta la mesita de los medicamentos, me aferrara a los tranquilizantes, me sacudiera una botella de ron y me volviera de vuelta al agujero, para no salir ya jamás... y sería así, si no me faltara el valor y si no tuviera la maldita esperanza de que mañana iba a despertar ahogado en un nuevo dolor. Ya no se pueden dar explicaciones ni hablar de sentimientos, todos los caminos, intente lo que intente, desembocan en el mismo fracaso: en la misma rendición.

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