sábado, 24 de marzo de 2018

Gregorio Muelas: haijin urbano, poeta sonámbulo y crítico solidario


*Esta entrevista apareció en el blog de pensamiento poético Verde Luna:

https://verdeluna2012.wordpress.com/2018/03/23/gregorio-muelas-haijin-urbano-poeta-sonambulo-y-critico-solidario/


Gregorio Muelas es un estajanovista del trabajo poético. Arranca horas al sueño, a la noche y al descanso para poner en pie una obra enorme, no solamente dedicada a la forma lírica, sino que también codirige la Revista Crátera de crítica y poesía contemporánea. Como crítico, acaba de publicar Polifonía de lo inmanente(Lastura/Ediciones Juglar) y hace poco que firmó un precioso libro de haikus en compañía de su gemelo literario, el poeta Heberto de Sysmo.
Gregorio Muelas ha ganado el Poetry Slam del I Festival de Poesía de Valencia “Vociferio” 2011. Ha publicado los poemarios Aunque me borre el tiempo (Círculo Rojo, 2010) y Un fragmento de eternidad (Germanía, 2014), y el libro de guiones de cine Cuando la aurora le hable al tiempo (Círculo Rojo, 2011), además de prólogos y poemas en varias antologías de asociaciones literarias y culturales. Algunos de sus poemas han sido traducidos al japonés, al ruso y al rumano.
1-Uno de tus últimos libros es La soledad encendida (Ultramarina Cartonera), un libro de haikus escritos en compañía de Heberto de Sysmo, seudónimo de José Antonio Olmedo López-Amor. ¿Por qué el haiku? ¿A qué se debe que hayas elegido esa forma para expresarte poéticamente?
El haiku siempre ha sido un reto. Siempre se me ha colocado en una corriente poética que se nutre del culturalismo y de los novísimos, definiéndome como poeta torrencial. Por eso para mí era un reto, realmente, tratar de ceñir mi poética, mis versos, a un formato tan reducido. Era y es un reto apasionante, sobre todo por el hechizo y el encanto que posee el haiku, y por la corriente de espiritualidad que transmite.
2-: ¿Qué dificultades presenta el haiku para un autor occidental?
Con el tiempo me he ido dando cuenta de que es un mundo casi inabarcable, con un sinfín de subgéneros. Detrás de la aparente sencillez del haiku hay una gran complejidad. La inmensa mayoría de los poetas actuales afrontan el haiku como si fuera un género en sí mismo, y no lo es. Es una forma de vivir, una forma de trascender, y esto es lo que me apasionó. Por eso quise que mi creación poética siguiera esa vía, aún sin olvidar que somos autores españoles que escribimos en castellano y que practicamos un haiku desde este aquí y desde este ahora. De eso trata el haiku, además, de hablar de este momento, de eternizar un instante, que ese instante se perpetúe a través de esa pincelada, de ese poema que es incompleto y que el lector con su experiencia va a completarlo en la lectura.


3-El haiku exige, incluso, una tipografía propia y que se edite de una manera determinada, como demostráis en el libro de La soledad encendida
La importancia de que el haiku figure justo en el centro de la página y que navegue ese negro sobre ese blanco, sobre esa nada, en un concepto muy zen, aunque no sea el zen el punto de partida del haiku, sino más bien el taoísmo. El haiku debe figurar de esta forma en el libro para que se pueda paladear mejor. De hecho, los grandes autores aconsejan que se lean de dos a cuatro haikus, no más, y que se relean porque en una primera lectura siempre se escapan matices y con cada lectura se enriquece ese contexto que tenemos que reconstruir entre todos y, fundamentalmente, el lector. El haijin tiene que estar sumido en esa tensión poética, contemplar ese instante y plasmarlo en la página y que luego lo interprete el lector de la mejor forma posible, que se aproxime a ese espíritu inicial del autor que lo plasmó.
4- Sin embargo, existe una “crisis del yo” en la literatura de mitad del siglo XX hasta la actualidad, con una literatura del desarraigo a causa de la pérdida de identidad y de esa imposible búsqueda por recuperarla. Tal vez uno de los motivos por los que el haiku esté de moda sea porque hemos experimentado esa pérdida de la identidad…
En efecto, somos conscientes de que hay un vacío espiritual, de hecho la crisis económica es una crisis de valores…
5-Entonces ¿todavía crees que la poesía es un arma cargada de futuro?
Bueno, yo he transformado ese aserto tan manido de Cantos Íberos de Celaya y siempre digo que es un arma cargada de esperanza. A mí me sirve, no sé si la poesía tiene más o menos poder terapéutico, pero me sirve para vivir. No entiendo la vida sin la poesía. Tanto es así, que no sé muy bien en donde empieza el poeta y en donde acaba la persona, o al revés, porque conformamos la misma materia lo poético y la persona. La poesía convive conmigo, eso no lo puedo desarraigar de ninguna forma. Yo estoy inserto en mi contexto laboral y soy poeta también porque intento hacer las cosas de una forma original. A mí la poesía me mediatiza favorablemente.


6-¿Entonces logras conciliar la tarea poética con los asuntos meramente laborales?
Ese conflicto lo vivo a diario. Cuando estoy trabajando me lo estoy planteando todo el rato. Siempre busco la vía más original para intentar salir de ese contexto de la realidad impuesta. Vivimos en este momento de crisis, tanto económica como de conciencia, crisis en todos los sentidos, e intento aportar ese granito de arena para huir de ella buscando ser diferente desde la originalidad que todos y cada uno poseemos. Estoy habituado a la típica frase de “es que tú eres diferente”, “es que tú vas contra corriente”, “es que haces cosas que los demás no hacen”. A mi ese reconocimiento me incentiva para seguir en este camino en donde he sido muy precoz. A los siete años ya escribía mis primeros poemas y cuentos…
7-¿Es la poesía una forma de conocimiento?
La mejor forma de conocerse a uno mismo es decirse a uno mismo, plasmarse a uno mismo y compartirlo. Siempre he creído que la poesía sirve para compartir. Dejarla en un cajón no sirve para mucho. Sin duda, la vocación de la poesía es ser compartida. Además, yo creo que siempre acabara aflorando cualquier obra literaria, aunque esté pernoctando en un cajón durante un tiempo. Recuerdo el caso de La conjura de los necios de John Kennedy Toole… La obra siempre saldrá a relucir en algún momento. A lo mejor no sale hasta que debe, porque en el momento en que se hizo no era el adecuado. Hay muchos autores que van un pasito por delante. Por eso creo que la vocación nuestra es encontrar ese pasito, ir por delante y decir algo diferente, pero desde la humildad, porque yo no entiendo el arte sin humildad. De ahí el empeño de derrotar el “yo”, que inconscientemente siempre se filtra en la obra. Es un poco paradójico…, qué menos que escribir desde un “yo”, qué menos que buscar una identidad; en este caso se trata de que desde ese “yo” podamos compartir algo

8- ¿Cómo entiendes el dedicarte a una tarea como la poesía, algo completamente anticapitalista, en un mundo de literatura capitalista?
A mí me estimula. Soy rabiosamente consciente de que prevalece una literatura consumista y que la poesía es esa forma de socavar esa literatura que no podemos evitar, pero sí al menos debilitarla. Uno puede prostituirse en muchos aspectos, pero plegarse a aquello que va en contra de tu propia identidad cuando todavía la estás configurando…, porque la configuración de la identidad propia dura lo que dura una vida, y por eso plegarme a ese tipo de literatura comercial me crearía un conflicto aún mayor por esa plena conciencia que tendría, entonces, de que no estoy inserto en el mejor contexto para desarrollarme como quisiera.
9-¿Qué opinas del blog de pensamiento poético Verde Luna?
Pues me encanta que haya otro blog que se encuentre en la misma sintonía que mi blog La Biblioteca de Gregorivus, y que coincida con mis ideas poéticas. A través de las Redes Sociales, de Facebook, también puedes aprender mucho si sabes mirar. Os sigo, sigo el blog, y por ejemplo la visión personal que tú diste del libro de Heberto de Sysmo, La Flor de la vida, me sirvió de mucho a la hora de enfocar mi propia reseña. Así se completan las visiones críticas de las obras. Este tipo de blogs son muy necesarios precisamente por eso. Así que os doy la enhorabuena por el blog, de verdad.
10-Despídete con un pensamiento poético.
Uno debe escribir desde uno mismo y no hacia alguien, no tiene que pensar en el posible lector porque puede que ese lector no exista. Hay que escribir poesía desde sí hacia sí. Luego habrá alguien a quien le valga. Lo que es válido para uno también tiene que ser valioso para el lector, y de ahí el componente solidario de la poesía. La poesía es un faro para desarrollar el pensamiento crítico.

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