sábado, 16 de octubre de 2010

Mientras montas en bicicleta


Mientras tu montas en bicicleta, las calles mojadas y los adoquines en donde chirría la goma de las ruedas son ajenas a mis sentimientos. No, nunca tendré esa casa en Amsterdam con sus cristaleras que dan a la calle, tras la cortina de agua comparto la calidez del salón con ella, descalza y en mallas. No, nunca tendré ese apartamento sin persianas en Copenhague, al fondo de la nevada se nos ve juntos, mientras en el televisor retransmiten el concierto de Año Nuevo. No, nunca se me verá compartir la casa baja, con su escalinata a la entrada, en Londres, cuando ella me envuelve en aromas. No, nunca. Nunca en una coqueta casita en Gdansk, ni en Cracovia, con un cuadro de Matejko al fondo mientras me sujetas la mano... nunca.
¿Para qué irme tan lejos? Nunca, en Madrid, me verás en un piso, juntos, mientras blindamos con la felicidad la aridez de nuestras vidas.

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