“Creen que si
los escritores sufren serán mucho mejores. Eso es pura mierda. El sufrimiento
es exactamente igual que cualquier otra cosa: si te dan demasiado, al cabo de
un tiempo puedes hundirte. Es el intento de escapar del sufrimiento lo que crea
grandes escritores: te sientes tan bien que haces que los lectores se sientan
bien”.
jake removía ese cóctel ahora tan de moda aquí en
frisco, el sex on the beach, y con la bebida rojiza en las manos componía
muecas de estupidez y estupefacción cuando yo trataba por encima de la
atronadora música de juan luis guerra que en ese instante sonaba en el local discoteca
la metamorfosis, cuando yo trataba de imponer mi razonamiento sobre los motivos
por los que augusto monterroso el escritor, sí, ese mismo, el del cuento del
dinosaurio, bueno el del microcuento, ese mismo, augusto monterroso, pues que
no era un clásico de la literatura o al menos no lo era aún o no todavía y para
eso trataba de compararlo con personajes de ovidio y de virgilio y de homero y
entiendo que no es un tema de conversación no es un buen tema de conversación
que se pueda mantener en un lugar como la discoteca la metamorfosis enorme y
repleta de cubanos y chicanos y latinos que movían las caderas y bailoteaban mientras
la voz nasal de juan luís guerra insistía en las lluvias de café en el campo
pero todo tiene una explicación y la nuestra, la de ambos, la de jake y la mía,
era una explicación bien sencilla, éramos filólogos y teóricos de la literatura
y profesores adjuntos de un departamento de español en una universidad de
frisco y sí eso éramos y todo lo que éramos
así que allí estábamos jake y yo que habíamos salido
a disfrutar de nuestro sábado noche por encima de nuestras literaturas y
nuestras filologías y nuestro enclenque alumnado cada vez mas desmotivado y
cada día más desinteresado y obsesionado con el pelotazo rápido de la novela
que los hiciera millonarios como a tom clancy o a stephen king y por ello
únicamente bien dispuestos a las clases de escritura creativa pero a nada que
ver con esquilo ni con apuleyo y solo obsesionados con zombis y con batallas de
galaxias que daban dinero y jake y yo apoyados en la barra contemplábamos a la
gente divertirse con la música de gloria estefan y entre trago y trago de sex
on the beach sosteníamos la inmortalidad de homero o la de monterroso, que en
eso jake era muy obstinado y yo podía ponerme muy insistente argumentando lo
contrario que monterroso no había donado ningún personaje inmortal a la historia
literaria y jake que sí y que venga con el dinosaurio y yo que no y así pasaba
la noche de sábado en ese lugar de frisco
busco a leandro nos dijo una mujer con el rictus de la
angustia en la cara y el iphone en alto encendido en modo linterna para
proyectar un foco que alumbrara las tinieblas del local y reconocer a su amado
que hacía un rato había ido a la barra a por unos cócteles cruzando toda la
sala de baile y no había sido capaz de retornar con ella, jake y yo nos miramos
atónitos mientras nos protegíamos la vista deslumbrada por el haz de luz,
asombrados porque allá teníamos un ejemplo claro de la inmortalidad literaria a
la que me refería tan solo un instante antes, esa mujer era el vivo ejemplo de
la historia de hero y leandro, literatura inmortalizada en la pista de baile de
un antro de copas en frisco, y con la cabeza negamos saber el paradero del tal
leandro pero si atendíamos a la historia literaria jamás volvería a
encontrarlo, o lo hallaría ahogado en su vano esfuerzo de alcanzar la orilla de
su amor
dónde está mi eurídice nos grito a poco rato un
mulato nervioso que no cejaba de mirar en todas direcciones porfiando por
reencontrarse con su pareja hacía unos minutos detrás de él y cuando se volvió
a mirar si lo seguía ella por la pista de baile, ella había desaparecido, jake
y yo empezábamos a creer que la culpa de aquel delirio literario encarnado en
esa gente era del sex on the beach quizás elaborado con alcoholes de mala
calidad porque ese ejemplo meridiano de la fábula de orfeo ante nosotros era
para quedarnos aturdidos si en ese instante no hubiera aparecido deyanira para
terminar de volvernos locos
deyanira con marc anthony de música de fondo y
deyanira con un pullover en las manos y deyanira con una historia de enfados y
celos porque al parecer ese pullover no era de su novio hércules sino de un
playboy local llamado neso y por culpa de la prenda deyanira había discutido
con su novio hércules que para ahogar sus penas había pedido un cóctel de
flambeado y el líquido ardiente le había saltado a hércules provocándole unas
quemaduras leves que no eran nada comparadas con las quemaduras de los celos en
su corazón o una historia parecida nos contaba deyanira mientras la música de
chayanne atronaba en nuestros oídos y hacía que jake y yo no entendiéramos nada
sumidos en el aturdimiento y entonces
entonces le dije a jake ya ves esto es hacerse
inmortal en la literatura no como monterroso tu monterroso y entonces jake iba
a decir algo y entonces
entonces el berrido entonces el barrito monstruoso y
aterrador de la bestia y lo que entendí como un terremoto al derrumbarse parte
del local y perdí el conocimiento y entonces
entonces, había pasado un buen rato, cuando volví en
mí, estaba colocado en la hilera de cadáveres pero yo no estaba muerto,
recuperado de mi desmayo desperté y vi en la hilera de muertos con el cuerpo
reventado a jake y no muy lejos de allí el dinosaurio que había causado la
desgracia, que había atacado frisco como un nuevo godzilla, abatido por los
disparos de la policía y pude constatar así que
cuando desperté el dinosaurio abatido a balazos por
la policía de frisco junto al cadáver desgarrado de jake
el dinosaurio ya frío y de boca abierta espumada
todavía seguía allí
junto a las ruinas de la disco y el cuerpo de las
víctimas y las tripas de mi colega jake y unos agujeros de balazos maduros como
sandias de negras pepitas en el corpachón del dinosaurio que todavía seguía
allí mirándolo todo con esos ojos tan abiertos y sin vida de quién trajo la
muerte sin entender todavía cómo
“El escritor
es casi siempre el último de la lista. De todos modos, ¿qué es un escritor? Un
escritor es como una puta. Utilizas a la puta y luego has terminado con ella”.
cuando lo vi allí plantado, en mitad de la sala de
espera del aeropuerto, con toda esa barba blanquecina, y me acerqué hasta él, y
ese aroma a pipa como de cerezas y el olor tan característico de su colonia,
nervioso y temblando, supe que me había rendido, me había rendido al futuro,
porque yo era su futuro que aparecía en la sala de espera, y el sería mi
futuro, tan diferente a nuestros pasados envueltos en volutas oscuras y aromas
de breas
todo el viaje con la firme propuesta de no besarlo
así, y zas, nada más verlo, nada más vernos, pero esa barba y ese aroma de pipa
que eliminaba mi recuerdo olfativo de brea y sus recuerdos olorosos de
amoniaco, porque luego supe que para él las cosas le dolían como el amoniaco
igual que a mí los malos tragos me traen un sabor de brea a la garganta y un
fuerte olor que se me desliza garganta abajo
lo supe si que lo supe que mi vida sería la suya
como la suya la mía y entonces pensé que si mi vida fuera como una helena de
troya o una dido o una deyanira luego de estar con él si la cosa no funcionaba
siempre podría escribirle una carta como aquellas heroidas hicieron con sus
amores al estilo del libro de ovidio
como penélope a ulises
como hipsipíla a jasón
después, descubrí que te astillabas la salud en ese
maldito trabajo de alcantarillado viendo a las ratas corretear, pensé que en
troya habrías sido un héctor o un eneas que podría haber controlado los
pasadizos y el subsuelo, evitando así la entrada de los griegos y, con ello, el
desastre estrellado, encendido y centelleante
o tal vez un leandro, esta vez prudente, que sabría
nadar y atravesar el canal sin ahogarse, empleando algún pasaje soterrado que
vadeara la muralla de agua
como ariadna a teseo
como helena a paris
en ese lugar, la sala de espera del aeropuerto,
parece mentira que un lugar de paso tan gélido pueda resultar un sitio tan
cálido, allí empezamos a digerir nuestros pasados, el tuyo como un largo trago
de amoniaco deslizado tráquea abajo por un embudo y el mío como un caldero
espeso y burbujeante de pellas de brea, un caldero de brea hirviente como en el
que sumergieron a un hereje los inquisidores en la plaza san marcos de venecia
y tras el dolor todo fue dulzura y nubes de malvaviscos y palomitas y ositos
haribo
en el avión pusieron una canción, la de leona lewis
, la de i got you, y en un instante me imaginé como una de las heroínas de las
cartas de ovidio desgranado los sentidos de la micro maquinaria de mi corazón,
y poder decirte como filis a demofonte algo así como
que las olas me lleven y me arrojen a tus playas y
aparezca yo ante tus ojos
ya sé que luego esta historia se torna en trágica y
cruel, pero me gusta quedarme con los pasajes bonitos para ilustrar
sentimientos de amor, de este amor desencadenado en una sala de espera de
aeropuerto a la llegada de un vuelo de lisboa, seguro que george clooney o tom
hanks harían alguna película buena con esto, acaso no la hayan hecho ya
durante mi vida he llorado en numerosas ocasiones,
la mayoría de las veces porque el dolor enmudecía las palabras, pero ahora es
otro tiempo, tiempo de lágrimas, también, pero de lágrimas de felicidad, y
puedo decir como briseida a aquiles que
también las lágrimas tienen el valor de la palabra
mientras en este caso tú, que eres una serpiente de
palabras, mi serpiente de palabras, y te alimentas de ellas para poetizar mi
nombre, cada vez que lo pronuncias consigues aquello que le dijo dido a eneas y
es que
orgulloso de lágrimas y taquicardia el padrecito
gimoteaba de angustia viendo la actuación de la niñita en el plató de
televisión en ese plató en el que los a-ha decían que el sol siempre brillaba
aunque el padrecito sabía que se trataba de un sol de mentira y como de mierda
y un sol de cagadas y meados y de focos y de maquillajes que provocan
reacciones alérgicas en la piel y ronchas y el sol del plató ahora iluminaba la
actuación estelar de la hijita que se empezaba a convertir en una estrellita de
firmamento rutilante y el padrecito tan orgulloso porque vivía su vida a través
de ella y volcaba su frustración y su fracaso en ella y todo lo que jamás había
conseguido y todo lo que nunca había podido conseguir y todo lo que jamás
conseguiría lo obtendría ahora ella la hijita y desde una esquina de la tramoya
del plató en donde siempre brilla el sol el padrecito con la cabecita rapadita
al cero y dos lagrimitas que surcaban su carota henchida por la quimioterapia
se emocionaba con la actuación de la hijita en el live show de famosos fugaces
presentado por el gran despojo humano que poco después elegiría morir de una
sobredosis y el show auspiciado por tres cantantes de baja estofa y pocos
méritos pero muchas activaciones de márketing y discos de oro concedidos y
otorgados y logrados con tejemanejes y toda una trayectoria de talento
masturbatorio y elogios prefabricados y en la esquina de la tramoya el
padrecito cacerígeno y linfático que vivía la vida del éxito a través de su
hijita y se realizaba en su hijita y deseaba tanto vivir en ella que el
pequeñito tumorcillo de esos ganglios rebeldes e infectados que le rebullía en
el interior se traspasó a la niñita que entonaba con entusiasmo e infinita
tristeza la cancioncita de avril lavigne my happy ending en sus dos minutitos
de gloria y el padrecito tan empeñado en vivir a través de ella necesitaba que
incluso su cáncer arraigase en ella con la raíces del éxito y la quimio y el
sufrimiento y el padecimiento y la infección y la urticaria del linfoma de
hodgkin los hiciera eternos mientras los aplausos estallaban en el plató y
saludaban el triunfo de la hijita que allá dentro muy profundo en su interior
eclosionaba con mimo el tumorcito que aumentaría voraz con cada nuevo elogio y
con cada presentación en el plató por parte del gran despojo humano que a poco
fallecería de sobredosis y el tumorcillo se haría pelota y la pelota éxito y la
vida del padrecito así encontraría sentido en la carne y vísceras de la hijita
y todo iluminado el tumorcillo que arreciaba en el interior de la niñita por
los focos de ese plató en donde se alumbró el cáncer linfático alimentado por
una extraña fotosíntesis porque como dicen a-ha el sol siempre brilla en un
plató de televisión
Escritor. Doctor en Estudios Literarios. Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Máster en Estudios Literarios, Literatura Hispanoamericana y Literatura española.