Esta reseña apareció en Mi Nueva Edad:
https://www.minuevaedad.com/actualidad/2018/6/17/el-disco-del-mes-obertura-1812/
Intérprete: Daniel Barenboim y The Chicago Symphony Orchestra
Título: Tschaikowsky: Ouverture solennelle “1812”
Discográfica: Deutsche Grammophon
Género: Clásica
Duración: 42min; 12 seg.
Número de canciones: 13
Fecha de publicación: 1982
Chaikovski: De Borodino al Mundial de Fútbol
Con motivo de la llegada de ese Mundial de fútbol de Rusia que todo lo inunda, desde Mi Nueva Edad no hemos querido ser menos y también nos sumamos al evento planetario recomendando un disco de uno de los mayores talentos musicales que se hayan dado por aquellas tierras. Nos referimos a Piotr Ilich Chaikovski, compositor romántico universalmente conocido por sus ballets y, como no, por la Obertura 1812 que hoy traemos como disco del mes.
Porque la Obertura 1812 es una pieza heroica de componente militar y nacional capaz de subirle los ánimos a cualquiera. Una composición antidepresiva, muy útil si nuestra selección de fútbol no lo hace muy bien en tierras rusas, o si nos llega otra mañana de lunes sin ganas de madrugar para ir a trabajar o, simplemente, si andamos algo bajos de ánimos.
No estamos bromeando: la Obertura 1812 de Chaikovski es una bebida energética musical para el alma, inflama el espíritu de resistencia y consigue que las fuerzas internas se regeneren. ¿Por qué?
La respuesta se encuentra en el talante épico magistral con el que Chaikovski supo vestir a la composición. Una composición en donde narra una historia determinante para el pueblo ruso: la invasión de las tropas napoleónicas, la batalla de Borodino de septiembre de 1812 en donde los franceses obtuvieron una mínima victoria a un gran precio de bajas y desgaste, y el avance hasta Moscú, en donde la Grande Armeé, agotada, sucumbió ante el poderío militar del zar Alejandro I.
Toda esa historia de resistencia y heroísmo, de patriotismo y lucha ante el invasor, se encuentra narrada en la partitura de la Obertura 1812. Chaikovski cuida hasta el más mínimo detalle y así lo refleja en la composición, en donde se puede escuchar desde una melodía religiosa ortodoxa rusa hasta ciertos retales de la Marsellesa —para significar el desastre de los de Napoleón—, e incluso esos monumentales dieciséis disparos de cañón que son capaces de exacerbar el espíritu de cualquiera.
Pero, por encima de todo esto, el motivo principal de la pieza, ese leitmotiv, uno de los más célebres de la historia de la música, que se nos mete en la cabeza y nos anima, casi nos empuja, para afrontar con fuerzas renovadas cualquier desafío que se nos presente. Así es esta Obertura 1812, una descarga de adrenalina que se funde con los cañonazos de ese Allegro vivace final, mientras repican las campanas triunfantes, y nos parece que seremos capaces de afrontar de forma exitosa todas las adversidades que se nos presenten, como hizo aquel ejército ruso enfrentado a los todopoderosos franceses.
La edición de la Obertura 1812 que proponemos hoy en Mi Nueva Edad, además, se completa con el Capricho italiano y la Marcha eslava, dos bellísimas piezas inconfundibles en el repertorio de Chaikovski, y dirigidas por un astro de la batuta como Daniel Barenboim, al mando de la Orquesta Sinfónica de Chicago.
Toda una combinación de talentos para una pieza épica, la Obertura 1812, capaz de animar incluso a quienes parece que no les corra la sangre por las venas, aquellos que han perdido toda esperanza o, simplemente, para los que necesitan algo más que el monótono sonido del despertador para afrontar la jornada de esos malditos lunes siberianos a las siete de la mañana.