miércoles, 29 de diciembre de 2010

Branquias


¿Sabes? -dijo él-. He descubierto que mi desamor tiene branquias. ¿Cómo es eso posible?, preguntó ella, y su capuchino parecía haberse cortado repentinamente, agrio y amargo. Porque ayer me suicidé, ahogándome en la bañera, y mi desamor ha sobrevivido a la apnea. Ummm... reflexionó ella: La próxima vez prueba a meterte en el agua con un aparato eléctrico, ¡veremos que desamor soporta eso!
En efecto, así pensaba hacerlo: en cuanto llegara a casa.
El capuchino estaba agrio y amargo. Ella dio un sorbito y lo confirmó con un mohín de desagrado.

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