Y de nuevo, será el día del libro: y yo, como si trabajara en el alcantarillado.
El
día de la azafata, el del mueble de paja, el del interiorismo, el del
escaparatismo, el día del practicante, el de los médicos o abogados,
todos esos días oficiales me son tan ajenos como el día del libro.
Todos
los años me digo un “ahora sí…”, pero siempre es no: como si yo no me
dedicara a hacer libros, escribiéndolos, curiosamente: escribiéndolos.
Es descorazonador que en el día del libro yo pase completamente ignorado y aturdido, como si trabajara en las alcantarillas.
En verdad, es demasiado grande el dolor. Y habrá que ir pensando en no soportarlo. En dejarlo.
Tan enorme es la magnitud de esta derrota.
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